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Negocios familiares: el país que ya existe

Cuando el gobierno y los negocios familiares se coordinan, la vida mejora donde importa: en la cuadra, en el mercado, en la nómina del viernes.



Negocios familiares: el país que ya existe



Cuando el gobierno y los negocios familiares se coordinan, la vida mejora donde importa: en la cuadra, en el mercado, en la nómina del viernes.



Por Octavio de la Torre

Publicada en El Financiero: Aquí puedes leer la columna


México late al ritmo de sus negocios familiares: el puesto que abre antes del alba, la miscelánea que salva la compra del día, el taller que sostiene oficios y paga sueldos a tiempo.


No son “pequeños” ni periféricos: integran entre 85 y 90% de las empresas, aportan cerca de 75% del PIB y generan más de 70% del empleo; suman 4.5 millones de unidades productivas y, sin embargo, demasiadas se apagan antes de cumplir dos años por costos de cumplimiento, mala financiación, administración precaria.


Los datos están ahí y no admiten grandilocuencia: son la economía cotidiana, el corazón que empuja a la comunidad.


El marco que durante décadas los trató como comparsa del crecimiento ya no sirve para explicar el país real.


En la trinchera del barrio, lo que frena no es la falta de ganas sino la fricción acumulada: trámites que se duplican, plazos difusos, ventanillas que no conversan, normas que cambian sin previsión y riesgos de seguridad que encarecen cada traslado.


La mitad de las MiPyMEs no supera los dos años de vida; 37% no planifica sus finanzas; demasiados inician sin apoyo y descuentan futuro para sobrevivir el presente.


No se trata de inventar un México alterno, sino de ordenar el que ya existe y ponerlo a favor de quien trabaja.


Por eso la semana pasada trabajamos con la Presidenta de México; participamos en la Mesa de Seguridad y en una reunión dedicada a simplificación de trámites y reducción de costos.


La conversación fue directa y útil: corredores comerciales con coordinación operativa, prevención de extorsión y libre tránsito; reglas claras, plazos definidos y ventanillas que resuelvan sin marear; digitalización que sirva para vender y no para sumar pasos.


De esa jornada salió una agenda de trabajo conjunta que las instancias correspondientes anunciarán en breve.


El tono fue el que necesita el país: corresponsabilidad, respeto institucional y voluntad de medir resultados.


El objetivo es concreto: reducir costos y devolver tiempo a las empresas y los negocios familiares.



Para eso, la ruta debe ser práctica. Simplificación regulatoria con piso parejo para competir. Financiamiento accesible y educación financiera para fortalecer la caja. Digitalización útil que baje costos y acerque clientes. Seguridad para vender con presencia y reacción en los corredores donde se mueve la vida económica. Estabilidad normativa para invertir y emplear sin sobresaltos.


Nada de milagros; trabajo ordenado y verificable.


Desde CONCANACO SERVYTUR hemos empujado esa lógica: democratizar la interlocución, abrir la puerta a la voz del territorio y convertirla en política pública.


La Asamblea Nacional de Empresas y Negocios Familiares, el programa Viernes Muy Mexicano y nuestros marcos de coordinación —ANEF y G32— existen para eso: alinear datos, acompañar a las cámaras locales, cerrar el círculo con autoridades y medir avances.


Cada peso ahorrado en trámites, cada conflicto evitado, cada calle segura en temporada alta, es tiempo que regresa a la caja y empleo que se sostiene.


Respaldamos a la Presidenta en esta tarea y celebramos que el Estado y el sector productivo trabajen en una misma mesa.


La economía de proximidad no es un eslogan: es la suma de millones de decisiones diarias que sostienen familias, barrios, ciudades.


Cuando el gobierno y los negocios familiares se coordinan, la vida mejora donde importa: en la cuadra, en el mercado, en la nómina del viernes.


México ya tiene motor. Se llama empresa familiar. Nuestro trabajo —desde el gobierno y desde la iniciativa privada— es despejarle el camino: menos fricción, menos costo, más certidumbre.


Que el país que ya existe pueda, por fin, moverse sin lastre.



Octavio de la Torre de Stéffano

Presidente de Concanaco Servytur


Publicada en El Financiero: Aquí puedes leer la columna



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