Ir al contenido

México frente al espejo del T-MEC: Oportunidad histórica o error estratégico



México frente al espejo del T-MEC: Oportunidad histórica

o error estratégico


Desde su implementación, el T-MEC ha producido impactos notables. México se posicionó en 2023 como el principal socio comercial de EE.UU., superando a China.



Columna invitada: Octavio de la Torre

Publicada en El Financiero: Aquí puedes leer la columna


El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) representa uno de los acuerdos comerciales más relevantes del mundo. Entró en vigor el 1 de julio de 2020, sustituyendo al TLCAN de 1994, con una vigencia de 16 años y revisión cada seis. Este nuevo pacto establece una zona geoestratégica de libre comercio en América del Norte y aborda 34 temas (frente a los 22 del TLCAN), bajo el objetivo de consolidar una integración productiva y comercial más justa y eficiente.



Desde su implementación, el T-MEC ha producido impactos notables. México se posicionó en 2023 como el principal socio comercial de EE.UU., superando a China. De hecho, en los primeros meses de 2025, el intercambio entre ambos países superó los $285 mil millones de dólares, representando el 14.7% del comercio global estadounidense. En paralelo, el país atrajo más de 422 mil millones de dólares en Inversión Extranjera Directa acumulada (1999-2024), equivalentes al 56.2% del total recibido.

Además, el tratado ha contribuido con entre 5 y 6 millones de empleos en México, con el 55% vinculados al sector manufacturero, 20% a la agroindustria, y un 15% al sector terciario, que incluye comercio exterior, transporte y turismo de negocios. El resto se distribuye entre infraestructura, minería y energía. Hoy, más de 36 mil empresas con inversión de socios T-MEC operan en el país, enfocadas en sectores clave como automóviles, computadoras, autopartes y agroindustria.


Sin embargo, esta historia de éxito está lejos de ser completa. El PIB mexicano ha crecido apenas entre 2% y 3% anual desde 1994, un ritmo insuficiente para cerrar brechas estructurales. El sur del país sigue rezagado en inversión industrial, y la dependencia de EE.UU. hace a México vulnerable a cambios políticos, como las elecciones estadounidenses de 2024.

La región T-MEC, con 511 millones de personas y un PIB conjunto de 31.7 billones de dólares (30.2% del PIB mundial), constituye la segunda zona de libre comercio más poderosa del planeta. Pero su verdadero potencial solo se materializará si México impulsa reformas internas en infraestructura, productividad y cumplimiento laboral. También es vital fortalecer a las MIPYMES, diversificar mercados y cerrar la desigualdad regional.

Hoy, aún estamos a tiempo: el reto es convertir al T-MEC en una verdadera palanca de transformación nacional. Sin embargo, su eficiencia ha estado anclada en un modelo basado en bajos costos y en la importación de insumos de terceros países —particularmente asiáticos— que, al transformarse, cumplían con los criterios de origen regional del tratado. Con las recientes presiones para cerrar la puerta a estos insumos, estamos ante una jugada temeraria. Si se interpreta mal, podríamos estar debilitando nuestra propia competitividad, ya sea por presión externa o por decisiones internas. En ese escenario, EE.UU. podría girar su mirada de nuevo hacia Asia, dejando a México con menor productividad, menos empleos y menos relevancia estratégica. Recordemos que de los 27 millones de empleos formales, entre 5 y 6 millones están vinculados al comercio exterior. Sigamos jugando a presionar a un sector que genera valor agregado real, flujo de IVA y recaudación fiscal… y nos daremos cuenta, tal vez demasiado tarde, que el juego no era solo comercial: era de soberanía económica.



Octavio de la Torre de Stéffano
Presidente de Concanaco Servytur

Publicada en El Financiero: Aquí puedes leer la columna






México frente al espejo del T-MEC: Oportunidad histórica o error estratégico
Por Concanaco Servytur 28 de julio de 2025
Archivo
El costo de ser formal en un país que asfixia al que cumple
Hoy, irónicamente, parece más factible que un informal convenza a un formal de adoptarlo… o peor aún, que termine convenciéndonos a nosotros de cruzarnos a su lado.